Poema de Manuel Altolaguirre
EL MATRIMONIO Y EL AMOR
Indubitablemente Valentín, fue un gran maestro del amor, formó una escuela denominada la de los valentinianos. Fue gente que se dedicó al estudio del esoterismo cristico en todos sus aspectos, por eso nos dirigimos a ustedes en forma precisa para hablarles sobre el milagro del amor.
En nombre de la verdad, he de decir que el amor comienza por un destello de simpatía, se substancializa con la fuerza del cariño y se sintetiza en adoración. Amar, cuán grande es amar.
Solamente las grandes almas pueden y saben amar. Para que haya amor, se necesita que haya afinidad de pensamientos, afinidad de sentimientos, preocupación mental idéntica.
El beso viene a ser la consagración de dos almas, ávidas de expresar en forma sensible lo que interiormente viven. El acto sexual viene a ser la consubstancialización del amor en el organismo psicofisiológico de nuestra naturaleza. Un matrimonio perfecto es la unión de dos seres, uno que ama más y otro que ama mejor.
El amor es la mejor religión asequible. Hermes Trismegisto, el tres veces grande, Dios Ibis de Thot dijo: «Te doy amor en el cual está contenido todo el sumúm de la sabiduría».
Cuán noble es el ser amado, cuán noble es la mujer cuando en realidad de verdad están unidos por un vínculo de amor.
Una pareja de enamorados se torna mística, caritativa, servicial. Si todos los seres humanos viviesen enamorados, reinaría sobre la faz de la tierra la felicidad, la paz, la armonía, la perfección. Las estrellas también saben amar.
Observemos en las noches deliciosas del plenilunio, ellas se acercan entre si, y a veces se fusionan o integran totalmente. «Una colisión de mundos» –exclaman los astrónomos–, más en realidad de verdad lo que en realidad ha sucedido es que dos mundos se han integrado por los lazos del amor.
Los planetas de nuestro sistema solar giran alrededor del sol, atraídos incesantemente por esa fuerza maravillosa del amor. Los átomos dentro de las moléculas también giran alrededor de sus centros nucleares atraídos por esa fuerza formidable del amor. Observemos el centelleo de los mundos en el firmamento estrellado. Comulgan tal como un centelleo luminoso las ondas de luz, las radiaciones con el suspiro del amor. Hay amor en las estrellas, en la rosa, que lanza bailes con su perfume delicioso.
Conferencia: El Amor y el Sexo. Samael Aun Weor